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Los hijos del Machín

Los hijos del Machín

Y cuánto vas a cobrar, le pregunto mi novia a Fabián – niño de 11 años, pelo rubio, mejillas rojas, cuerpo rollizo–. 10 mil pesos, le contestó Fabián y nos contó los detalles del tour que les iba a ofrecer a los dos españoles que estuvieron cenando la noche anterior en el restaurante que está en su casa. Su paquete turístico incluía visita a las estalactitas y el termal del Volcán Machín en Toche, Tolima.  Ante la calidad de los servicios que ofrecía su plan me permití sugerirle que cobrara en euros, 10 euros para ser más exacto. Y eso cuánto es, me preguntó Fabián. Son aproximadamente 40 mil pesos, le respondí. Fabián contó con sus dedos hasta cuatro, sonrió y dijo: bueno.


Conoce Toche, Tolima y el Volcán Machín

Visita el bosque de palma de cera más denso del mundo


Tal vez Fabián a su corta edad no recuerde los problemas de orden público que experimentó el caserio donde vive. Algunos habitantes de Toche –unos pocos– prefieren no hablar de esa primera década del siglo XXI en donde la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) controlaban el caserio; sin embargo, otros habitantes –muchos–  agradecen la firma del acuerdo de paz con esa guerrilla que les permitió vivir tranquilos de tres fuentes de ingreso: la ganadería, la agricultura y el turismo, alejados del miedo impuesto por las FARC. Para nosotros como turistas viciados de tanto comentario sobre la inseguridad del sector, fue una estadía en paz, tranquila y sin ningún amago de inseguridad.

Aparte de ser guía local, Fabián también ayuda a su mamá en el restaurante. Es mesero y ayuda a conseguir queso, carne y demás provisiones para el restaurante. Esa mañana nos estaba atendiendo cuando escuchamos dos motocicletas subiendo la carretera que pasa frente a su casa; en ellas, los dos españoles pasaron rápidamente sin mirar a Fabián. Miré fijamente a Fabián mientras este observaba alejarse al par de motos por la carretera en medio del polvo. Debo aceptar que sentí pena y un poco de lástima por él, pero Fabián volteó a ver a su mamá, levantó los hombros y siguió su vida como si nada hubiera pasado.


Volcán Cerro Machín


Mientras desayunábamos llegó Nicolás, nuestro guía local –30 años aproximadamente, piel morena, contextura robusta–. Nicolás es ingeniero agrónomo en Ibagué y los fines de semana –no todos los fines de semana– ofrece sus servicios de guía en el caserio que lo vio crecer. En Toche su abuelo ayudó a construir la carretera, su padre hizo su aparición fugaz en noticieros de Caracol hablando de Toche como nuevo sitio turístico, su hermano colabora con la secretaria de salud de Ibagué para brindar un mejor servicio a los habitantes del caserio y él, habla a los turistas sobre la importancia del bosque de palma de cera más denso de Colombia y de las particularidades del Volcán Machín. Al igual que su familia, él también es hijo del Machín y nos cuenta que sus habitantes prefieren morir cerca de uno de los volcanes más peligrosos del mundo –el segundo más peligroso después del volcán de Yellowtown–   antes de abandonar su hogar. El respeto por el Volcán crea una relación simbiótica: el volcán no tiene erupciones y los habitantes de Toche cuidan que los turistas sepan la importancia del ecosistema que rodea al volcán.

Bajo la guía de Nicolás conocimos el cráter del Volcán Machin, La Cueva del Diablo, el bosque de Palma de Cera, entre otros sitios, pero lo más importante de su trabajo es su compromiso por hacer de Toche un destino turístico con los más altos estándares de calidad. Lo vimos hablando con la gente, haciéndoles recomendaciones y como guía nos acercó a los habitantes de Toche y a su vida cotidiana. Escuchó atentamente nuestras sugerencias y se comprometió a darle trámite con los demás habitantes de Toche. Y en este punto queda la reflexión sobre el turismo en una región. Hoy Toche recibe pocos turistas, pero cuando los planes de Nicolás y de los habitantes de Toche de hacer más hostales ¬–hay solo dos en todo el caserio– y brindar mejores comodidades a los visitantes se materialicen, hará que de muchos turistas visiten Toche; turistas que tendrán que cuidar el ecosistema, pues el turismo que se ofrece en este momento es de conocimiento del ecosistema y de su protección; tarea que se hace con los pocos conocimientos del tema que tienen los habitantes. Será el compromiso de todos los agentes: turistas, empresas, residentes locales, lo que podrá hacer de Toche un destino turístico importante en el país. Por ahora para Nicolás se vale soñar con que Toche sea un destino turístico muy visitado y no sea confundido por los turistas –dice Nicolás– con Salento en el Quindio, pues algunas empresas valiéndose de la inexperiencia de algunos turistas, los conducen a Toche diciendo que este sitio es Salento.

Al terminar nuestro desayuno, esperamos un poco mientras Fabián hacía las preguntas que en los dos días que estuvimos la prudencia de Nicolás no le permitió hacernos y que él, con total desparpajo hizo: cuántos años teníamos, nuestra comida favorita, nuestro color favorito, nuestro videojuego favorito, entre otras. Al interrogarnos, él también nos contaba sus gustos y sus anhelos. Por ejemplo, su sueño de viajar en avión y conocer el mar en San Andrés Islas, para lo cual deberá aprobar quinto de primara con un promedio de más de 4 y así, y solo así,  Nicolás le cumpla la promesa de llevarlo a San Andrés Islas.


Cerro Machín


Nuestra visita a Toche nos mostró la grandeza de la naturaleza representada en el bosque de palma de cera que ocupa el 86% de la palma de cera existente en Colombia –mucho más densa que la de Salento en Quindio–, o de los 2,5 kilometros de cráter del Volcán Machín. Un viaje así te muestra la proporción del ser humano frente a la enorme naturaleza y nos hace un llamado a su protección, para que más personas como Fabián y Nicolás puedan vivir de mostrarnos sus maravillas.

Espero volver Toche, Tolima más adelante convencido de que Nicolás realizó las mejores del servicio turístico y de ver las fotos de Fabián en San Andrés mientras nos abruma con sus preguntas y su calidez.


Por: @johnjosoriov @glowrubiano