A los pies de la majestuosa montaña, habitan los guardianes de el Cerro de Quininí, una comunidad que vio la necesidad de proteger su territorio, su cultura y su historia. Muy cerca de Bogotá, en el departamento de Cundinamarca se encuentra el municipio de Tibacuy, con una población aproximada de cinco mil habitantes cuya principal actividad económica es la agricultura.
Los habitantes del municipio identificaron varias problemáticas que estaban generando que sus pobladores buscaran otros caminos en otras regiones a causa de la falta de oportunidades y de crecimiento económico sostenible, a partir de allí se dieron cuenta de la importancia de hacer un uso responsable y consciente de los recursos que provienen principalmente de la tierra. También el Cerro Quniní ha sido desde hace años un atractivo para curiosos turistas que llegan a disfrutar del paisaje pero generaban un impacto negativo al dejar basuras y encender fogatas, dañando también la huella histórica de los antepasados. También pudieron ver el impacto negativo de las megaobras que llegaron a afectar las reservas hídricas de la zona, causaron deforestación, tala de árboles y uso de plaguicidas. Estos eran los más grandes impedimentos para hacer del suelo un recurso productivo que les permitiera hacer crecer su economía.
Estos campesinos luchadores, se organizaron para proteger sus recursos, preservar la historia de su territorio y concientizar a propios y visitantes sobre el cuidado del ecosistema, el turismo ecológico y responsable, el aprovechamiento de las tierras para producir sus propios alimentos y crear posibilidades de comercializar alimentos de sus cosechas y productos elaborados con sus propias manos.
Atractivo turístico de el Cerro Quniní
Uno de los atractivos turísticos más grandes de Tibacuy es la historia que quedó marcada en la tierra. El Cerro Quininí, que en lengua muisca traduce "Montaña sagrada de la Luna“, guarda en sus raíces el paso del tiempo, desde los asentamientos de los Indios Panches, quienes acudían a este cerro a celebrar rituales de adoración a la luna, algunas formaciones rocosas tienen un nombre específico dependiendo del tipo de rituales que allí se daban en torno a la diosa Luna. Es un lugar perfecto para quienes buscan un lugar para ir a caminar cerca a Bogotá. Hay varios atractivos en la montaña:
- La cueva de los Panches, conocida también como la cueva del Mohan, donde se dice que los indios guardaban sus armas y tesoros.
- La piedra del águila, se dice que este lugar era el vórtice donde las almas podían trascender.
- La piedra del gritadero, un lugar donde los Panches llevaban a cabo sus ritos para atraer poder.
- La piedra del parto, donde las mujeres traían sus hijos al mundo.
- La piedra lavapatas, lugar donde los indios purificaban sus almas como un paso antes de ir a sus ritos.
- La cabeza del Indio, el lugar favorito para quienes buscan el ángulo perfecto desde el lente de la cámara.
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Legado Ancestral y Cultural
Las rocas guardan marcas de las historias y vivencias de estas comunidades indígenas a través de petroglifos que pueden ser admirados por los visitantes. El bosque de robles es un lugar encantador, cubierto por las copas de los árboles en el que se puede disfrutar del canto de las aves que rodean la montaña.
Los guardianes del cerro, educan a los turistas para que conozcan la maravillosa historia que quedó marcada en el lugar y de esta manera puedan admirar el lugar de manera consciente.
Economía Productiva y Ecosostenible
La comunidad se ha preocupado por educarse acerca de procesos de cultivación que les brinden auto sostenibilidad y que además les dé la posibilidad de comercializar sus cosechas y crear sus propios productos. Una muestra de esto es el café, han logrado que se vuelva un atractivo turístico más, no solo por su sabor sino porque los campesinos están dispuestos a acoger a los visitantes para que conozcan el proceso de producción de café y cacao que en su gran mayoría se lleva a cabo en sus propias fincas, brindando de esta manera una experiencia única que va más allá de las expectativas.